La subida y bajada de la marea, propia de las aguas de nuestra tierra, marca el hábitat ideal para la almeja babosa, una de las variedades de almeja autóctona de Galicia. Porque con el movimiento del agua se desplazan millones de microorganismos de los que se alimenta. La almeja babosa gallega crece en las rías gallegas y como ocurre con el resto de especies que crecen en ellas: el clima, las corrientes, la riqueza de especies de sus aguas y las características propias de las rías; convierten a este bivalvo en un producto tremendamente interesante a nivel gastronómico.
La almeja babosa gallega es muy discreta, se esconde miedosa bajo la tierra
La almeja babosa gallega (Venerupispullastra) vive enterrada entre la arena del fondo del litoral. Y en el lodo arcilloso que se forma en la orilla cuando el mar se retira. De este modo, permanece escondida de todos sus predadores. Como si fuera consciente de lo sabrosa que resulta a tantos animales. Entre las que se encuentra el hombre.
Tiene dos sifones, como los de las botellas de soda
La almeja babosa come filtrando agua a través de sus dos sifones. Uno lo usa de entrada y otro como salida. Funcionan como la bomba de un barco achicando agua. Y aunque come principalmente fitoplancton, también hay otros microorganismos que le sirven como alimento.
Se recogen con rastrillos
Este mismo juego del agua, ayuda a las mariscadoras a recogerlas. Para ello, se ayudan de su aguante físico y de herramientas especializadas como rastrillos. También es común que mariscadores trabajen desde pequeñas barcas con el apoyo de otros utensilios a bordo.
La almeja babosa gallega se recoge entre los meses de septiembre y abril
El resto, es un periodo en el que la almeja puede crecer lo suficiente para ser recogida de nuevo en la próxima temporada. Un parón necesario que permite mantener el equilibrio en los ecosistemas de las costas gallegas. Sin los periodos de veda, sería imposible garantizar la supervivencia de este bivalvo. Y a la vez, la de tantas y tantas familias dedicadas, por tradición, a la recogida de la almeja.
Pezqueñines no, gracias
Además de la veda, existen por ley otras limitaciones que garantizan tanto la existencia de la almeja babosa gallega a lo largo del tiempo como su calidad como producto autóctono en el mercado. Se trata de la talle. Una cuestión vital que hay que respetar. La talla mínima permitida para la Almeja Babosa es de 25mm.
Un animal que se cultiva
En algunas regiones gallegas, con características naturales propicias para el crecimiento de la almeja babosa, se han establecido fondos marinos protegidos que reciben el nombre de parques. Estas zonas costeras son muy importantes porque permiten el cultivo extensivo de almejas.
Almeja babosa gallega, protegida por las mariscadoras
Es muy común que sean las propias cofradías de mariscadoras las encargadas de velar por el bienestar de estas áreas de cultivo. En Galicia es muy fácil comprobar hasta qué punto es importante la almeja en el desarrollo del tejido socioeconómico del litoral. Basta con venir a visitar las Rías Baixas y comprobar cómo las mujeres en comunidad cuidan estas áreas, pasando el testigo de una generación a otra.
Es suave y gris con manchas más oscuras
En el mercado es fácil diferenciarla del resto de almejas típicas de Galicia si se atiende a la tonalidad y tacto de su concha. La almeja babosa gallega tiene unos tonos grisáceos hacia un color crema con manchas oscuras, su concha es más suave que las demás, donde las rayas están más hundidas. Los sifones están unidos en toda su longitud. Aunque tiene la misma calidad que la Almeja Fina, es más económica.
Miles son las formas en las que sacarle partido
Pero una de las más sencillas y ricas recetas tradicionales es a la marinera. Puedes adquirir ejemplares de este molusco en nuestra tienda online.